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El evangelio en las selvas del sur (2)*
0HISTORIA ECLESIÁSTICA
Orígenes de la parroquia del Inmaculado Corazón de María en Escárcega, Campeche.

Mayo 2017 (EXCLUSIVA COMUNICA).- Cuando fue creada la Vicaría Fija del Inmaculado Corazón de María, con sede en Escárcega, no existía infraestructura alguna que sirviera al apostolado para desarrollarse desde ahí, por lo que el P. Vadillo decidió empezar construyendo la casa cural. Internándose en la selva con algunos feligreses extrajo la madera con la que, en un plazo de dos meses, fue construido un hermoso curato de dos pisos y siete habitaciones. El director y planificador había sido el propio cura. Trabajó como carpintero Eduardo C. Valenzuela y como ayudantes de construcción Edizaldo Montero y Apolinar Marín. El costo de la obra fue de $6,948.20, como informaba el padre al Obispo el 22 de diciembre de 1948. Luego siguió el turno al templo. Junto con la cuaresma de 1949 el P. Vadillo el 22 de febrero comenzó la construcción, también en madera, del templo de 20 metros de largo por 10 metros de ancho. Los techos, de láminas de aluminio, coronados con una blanquísima cruz, estaban concluidos en abril. Para
entonces los gastos ya ascendían a $9,469.62.

El entusiasmo del joven sacerdote no suprimía las dificultades que su ministerio debía atravesar. Así, el corazón del sacerdote comparte sus penas al corazón de su obispo el 7 de octubre de 1949:

Mi vida es bien dura en Escárcega:

1º He luchado por levantar el templo y disto mucho de completar mi obra.

2º Tengo el gravísimo problema de sostener a las religiosas; cierta política sucia del Director Escolar ha motivado que durante este año casi no se inscriban niños en el colegio. Sesenta pesos de ingresos no alimentan a una comunidad de cinco. Por otra parte la operación de compra de la casa nos exige la suma de $75.00 mensuales.

3º Dos de las religiosas lo mismo que una de mis hermanas están afectadas de paludismo, que para evitar sea de mayores proporciones, necesita atenderse con medicamentos y alimentación adecuada.

4º Nos estamos sosteniendo a base de colectas pro construcción del templo, porque los ingresos parroquiales son nulos [...].

Y continúa:

Más aún, suplicaría a S. E. no piense actualmente en hacer parroquia a Escárcega, porque veo bien negra la situación que pulsamos. Dios permita pase esta crisis que me tiene muy preocupado para darle a Dios mayor gloria. Suplicaría también a S. E. no vaya a saberse en México la actual situación de las religiosas, pues buena falta me hacen y podrían reducirme el número. Me deshago pensando la forma de obtener en alguna parte una subvención mensual para mis religiosas, pero lo veo casi imposible actualmente. Pídale a Dios, N. S., por las inmensas necesidades de esta pobre región, donde tengo tanta gente diseminada por todas partes.

Apenas diez días después, el 17 octubre 1949, el P. Vadillo responde a su prelado:

[...] después de rezar el Oficio Divino de hoy y traerme el correo su correspondencia, me he puesto a meditar profundamente en la necesidad de conservar la calma en los muchos problemas que se me han presentado [...] Perdóneme, Excelentísimo Señor, por los duros conceptos expresados en mi anterior, frutos de las muchas preocupaciones que he tenido en los últimos días: no hay cosa que más me duela que tener que suspender mis trabajos por falta de dinero... está pasando Escárcega por una situación en extremo precaria. Para colmo, el tiempo ha estado malísimo y llueve varias veces al día. Las calles están inundadas y nadie viene al templo.

Aunque los trabajos de construcción de la iglesia continúan, ya por el 9 de febrero de 1950 el joven sacerdote Vadillo instala por primera vez al Santísimo Sacramento, que hasta ese momento había sido depositado en la capillita de la casa de las madres mercedarias (frente a la iglesia) que colaboraban con él en los dos centros de catecismo que habían fundado. Habiendo invertido $40,000.00 hasta el mes de mayo, en ese mismo mes empieza a poner el piso de mosaico al templo, dirigiendo él mismo la obra y teniendo al Sr. Pastor Raigosa como maestro albañil, y a los señores André Graniel y Jaime Rodríguez como obreros. Los 200 m2 del piso de mosaico ya estarán concluidos en julio, habiendo tenido un costo de $6,120.10.

Los trabajos son arduos y muy caros, para los cuales el P. Vadillo nunca tiene suficientes fondos. Eso le trae bastante pesar, como expresa al Obispo en carta del 9 de mayo de ese año:

Pida a Dios, N. S. por mí... estoy pasando por un tiempo de prueba bastante duro. Me temo que tenga que parar el trabajo del piso de la iglesia porque ya no tengo dinero... he sacrificado hasta lo que a mí corresponde, pero ya no es posible. Aquí hay que comprar todo, hasta el agua. Por otra parte ya estoy cansado de 5 años de construcciones. Esta situación me está dañando, porque por una parte no puedo dejar de trabajar y por otra, tantas preocupaciones no me dejan siquiera estudiar. Varias veces he querido tomar los libros para preparar el Sínodo y no puedo concentrarme. Manifiesto a S. E. estos detalles para que sepa de mi situación.

La construcción material iba aparejada con la edificación espiritual de la comunidad, la cual poco a poco iba afianzándose en la fe, dando así aliento y satisfacción a su pastor, que el 9 de abril de 1949 escribe al prelado sobre su feligresía:

[...] día a día prometen más en su transformación espiritual emprendida [...] La Semana Santa la hicimos sencillísima [...] pero fue para mí una verdadera sorpresa la respuesta de los fieles a la adoración de su Divina Majestad el Jueves Santo [...] Ya empiezan a tenerme confianza los fieles y se nota el influjo que hace en ellos la predicación.

Los actos religiosos celebrados en la víspera de la fiesta de la Guadalupana en 1949 fueron más que alentadores para el cura de las selvas: más de mil personas se habían congregado en la iglesia, que no podía contener tal multitud; solamente los hombres habían superado los trescientos.

Ya por aquellos días se empieza a gestar lo que unos años más tarde (1953) va a ser su libro “Amanecer en las selvas”, dado a la estampa en la imprenta “Hernán”, de Zamora, Mich. En esa obra el P. Vadillo relatará sus aventuras misionales en Tenabo y en Escárcega. La idea surge porque su amigo el Pbro. Valentín Cortés, a la sazón Pro-secretario de la Sagrada Mitra de Campeche, le propone compartir sus vivencias en la revista “Misional”. Así, Vadillo dice a Valentín el 20 de diciembre de 1949:

Aunque estoy de trabajo hasta el tope, acepto la composición del artículo que me ofreces para Misional y ya casi lo termino bajo el título de AMANECER EN LAS SELVAS. Espero recibir al menos este número de la Revista que se recibe en Campeche... si supieras cómo se agradece al menos una pequeña revista para leer en estas agrestes soledades...

La palabra del pastor de la diócesis alienta al joven cura y reconoce todo lo que se ha ido logrando con tanto sacrificio. Así lo expresa Mons. Mendoza y Bedolla en carta del día 17 de julio de 1950:

No me canso de admirar que en un poquito más de un año que tienes de estar en Escárcega, tienes ya un lugar decente para vivir, por hoy tú, y para después los que te sigan en la dirección de aquellas almas; que hay ya un lugar dedicado para Dios, la casa del Señor, donde se le da culto, donde se celebra la Santa Misa, donde se administran los sacramentos, se predica la divina palabra y donde tienen las almas el centro de sus actividades religiosas y esto con multitud de sacrificios, privaciones y trabajos que te has echado a cuestas, sin que recibas retribución alguna y más bien, lo que recibimos muchas veces de recompensa de aquellos a quienes favorecemos: la ingratitud, el olvido y hasta la injuria, de modo que si no nos alentara el fin noble que perseguimos, dejaríamos todo tal cual y no daríamos un paso adelante.

Estas son algunas páginas de la historia de la parroquia del Inmaculado Corazón de María, en Escárcega, Campeche. Otras más aún están por escribirse.

Para leer la parte 1 haga click aquí

*Esta es una colaboración de Armando José Rosado Cel, Licenciado en Ciencias Patrísticas por el Instituto Patrístico Augustinianum incorporado a la Universidad Lateranense de Roma, director del Archivo Histórico de la Diócesis de Campeche, párroco de la iglesia de Sta. Ana de la misma diócesis, acucioso investigador de la historia local y articulista del Grupo Editorial Comunica.




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