REPORTAJE
El 72% del abstencionismo registrado en la ciudad más populosa del país, gobernada actualmente por el PRD, y el 67% en Baja California, gobernada por el PAN, contribuyen en gran medida a crear un ambiente de indeterminación electoral al dar como resultado una elección donde los triunfalismos no encuentran eco.

Redacción Comunica, junio 2016.- Las elecciones intermedias -realizadas consecutivamente a la mitad del régimen presidencial de México- han sido reconocidas por los mexicanos como un ensayo previo a la contienda electoral por la presidencia del país. Ubicada a mitad del gobierno del presidente en turno mostraba la radiografía, el escenario, de la siguiente jornada electoral por la presidencia de la república.

La participación ciudadana y los resultados electorales ocurridos este domingo 6 de junio. Sin tomar en cuenta los comportamientos políticos de las contiendas, en donde las descalificaciones e intrigas entre los candidatos y partidos en pugna han ido aumentando de tono a través de las elecciones de este siglo, la configuración de gobiernos estatales que estaría dejando la jornada del domingo pasado tampoco arroja una aproximación de la futura contienda presidencial.

¿Un PAN fortalecido, un PRI debilitado, un Morena emergente y un PRD estable, aunque inmóvil, y como soporte del PAN? Para muchos analistas de la política nacional e internacional, la alianza PAN-PRD, siendo desde su origen irregular y deforme por las ideologías tan dispares que presentan, pueden disolverse casi de inmediato y enfrentarse abiertamente en la disputa por las posiciones más destacadas en los gabinetes estatales.

El hecho, inédito, de que el Revolucionario Institucional (PRI) perdiera la mayoría del control del territorio nacional al quedarse, supuestamente, con tan solo 16 estados; que, también supuestamente, Acción Nacional (PAN) gobernaría 10, el de la Revolución Democrática (PRD) encabezaría 4, el verde ecologista 1 y un gobernador independiente, y que varios de los gobiernos estatales fueran ganados por alianzas partidistas, hace pensar que la “moneda tirada al aire” haya empezado a escalar alturas que desembocarían en una caída insospechada, muy cercana al día de la  Jornada Electoral del 3 de junio del 2018.

El 72% del abstencionismo registrado en la ciudad más populosa del país, gobernada actualmente por el PRD, y el 67% en Baja California, gobernada por el PAN, contribuyen en gran medida a crear un ambiente de indeterminación electoral al dar como resultado una elección donde los triunfalismos no encuentran eco.

La pugna político electoral en las elecciones de este 2016 no ha terminado, sigue ahora en los tribunales electorales; parece será ríspida y llevaría, quizá, a gobiernos de legalidad por encima de la legitimidad que debe revestirlos. Mucho abonan en estos hechos el servicio ineficiente de los Programas de Resultados Electorales Preliminares (PREP), así como las encuestas realizadas durante la contienda al igual que las de salida durante la Jornada. La lucha poselectoral podría ser, en el 2018, el escenario al que nos llevarían los resultados de la contienda de este año.

AA