¡Ahora o nunca! / Editorial

Moreno Cárdenas, en su ahínco progresista, conformó un gabinete con cierto equilibrio generacional en el que confluyen el entusiasmo y arrojo de las jóvenes generaciones unido a la experiencia y templanza de una generación con larga trayectoria, porque, como él mismo dijera, “la política no es de edades ni de sexo sino de capacidades”. Esta mancuerna de competencias promueve el éxito o el fracaso total; todo depende de la buena voluntad y disposición de Secretarios y Directores, de saber escuchar y reconocer, de aprovechar las opiniones e ideas bien argumentadas sin importar de quién vengan; es ahí donde el entusiasmo y la templanza tienen su tarea más dura. Los gobiernos han sido fundados para el servicio a la comunidad, de manera que sus funcionarios deben dejar el ego, la cuna y la edad totalmente fuera de sus funciones. El gobernador va por la dignidad del estado, él pone el modelo y su gabinete debe cumplir a cabalidad este destino. Es pertinente señalar que el destino de un Estado se alcanza por la unión de quienes lo integran, desde la propia comunidad hasta sus niveles y poderes gubernamentales. Municipios, legislatura, tribunales y ejecutivo estatal deben trabajar en el mismo sentido de servicio: el bien común; algo que no está aplicando la nueva legislatura. Los congresistas llegando tarde, incluso en su primer día de labores, sin empuje, sin un trabajo a la par del gobierno, con “dimes y diretes” infértiles. La sociedad está convocando a sus diputados a ir al ritmo de la nueva administración gubernamental; a trabajar sin descanso y con buena voluntad, sin poner piedras inútiles en el camino, que no corresponden a los intereses de Campeche sino a intereses personales mezquinos. Parece importarles muy poco que el Congreso es uno de los pilares fundamentales para el progreso y bienestar del pueblo. ¿Será precisamente la LXII legislatura la que no deje avanzar al ejecutivo estatal?, ¿será acaso la ineptitud de sus diputados el obstáculo a vencer por el ejecutivo y la comunidad? Si es así Campeche tendrá en el primer trienio del gobierno actual un camino hacia el progreso bastante accidentado, porque se necesitan leyes y normas que establezcan las diversas rutas que confluirán para el progreso y la dignidad del estado que busca el gobernador Moreno Cárdenas.

Hoy por hoy Campeche tiene un gobierno plural en ayuntamientos mandatados por el PRI, PAN y Morena. Los campechanos demostraron en las elecciones pasadas que saben ejercer su voto sin presiones, buscando mejorar sus ingresos y, por ende, tener una mejor calidad de vida. Pero esto quiere decir que los mandatarios municipales deben cerrar filas en torno al estado, en torno a Campeche y sus habitantes, en coadyuvancia recíproca entre ellos mismos y el gobierno estatal. Los municipios tienen límites territoriales de carácter más bien virtual, su cultura y sus poblados se entrecruzan cordial,  familiar y cotidianamente; esto es lo que debe prevalecer en los gobernantes municipales antes que el irrespetuoso trato impuesto por sus partidos. El gobernador de Campeche y el presidente municipal de Calkiní, de los partidos PRI y Morena, respectivamente, han dado muestra clara de esta prevalencia amable y generosa, de respeto a la comunidad. Atrás queda el insulto y el desprecio de excandidatas(os) de los partidos en contra, porque sucumben ante el escudo del trabajo, la responsabilidad y el aprecio por la gente de la comunidad a la que sirven sus actuales gobernantes.

“Crecer en grande”, “hacer lo que nunca se ha hecho” es a lo que nos convocó Alejandro Moreno Cárdenas desde su campaña para gobernador. Cómo lo vamos a hacer pueblo y gobierno es lo que esperan los campechanos en el tan anunciado plan estatal que aún no llega, aunque los corillos digan que ya está listo. Un plan de desarrollo estatal debe estar asentado en demandas serias provenientes de la sociedad, necesidades observadas y bien fundamentadas del gobierno entrante e información real del gobierno saliente. Las situaciones que tendrá que enfrentar para construir las estrategias que darán curso a demandas, necesidades y ofrecimientos surgidos en la campaña político electoral deben estar plasmadas con toda claridad. Un Plan de Desarrollo serio, real, objetivo, debe cubrir estos aspectos, entre muchos otros. Plasmar con visión el anhelo en acciones viables.

El gobierno mientras tanto, y desde el primer día de la actual administración, está trabajando en lo inmediato, en lo social y económico, para hacer y ofrecer el estado más seguro a sus habitantes, a familias emprendedoras de otras partes del país y para atraer inversiones nacionales e internacionales “porque Campeche merece un futuro de bienestar y prosperidad para todos”. Pero los campechanos ya quieren saber cómo se logrará esto, conocer las estrategias que establecerá para atender exitosamente estos rubros. El Plan Estatal de Desarrollo urge para que todos, gobierno y pueblo campechanos, pongamos nuestras capacidades, talentos y competencias “para lograr lo que nunca hemos tenido (…) hacer lo que nunca se ha hecho”.

El proceso debe desarrollarse sobre cimientos de gran fortaleza para hacer sustentable y sostenido el progreso del plan sexenal, esa es la tarea de Alejandro Moreno Cárdenas, su enorme tarea. Si la cumple, como ha prometido, el ejecutivo estatal estará marcando la pauta que deberán seguir, indefectiblemente, los gobiernos que le sucedan. La tarea debe abarcar a todos los municipios y juntas municipales del estado; embarcar a todos los poderes en la implementación de acciones encaminadas a la consecución de los objetivos y metas que el gobierno proponga para beneficio de sus gobernados. Por lo pronto, la visita de la pareja presidencial, en el primer mes del gobierno de Moreno Cárdenas, ofrece una prometedora e importante cercanía en el futuro de Campeche.